Productivas, y por demás copiosas, fueron las actividades de
esta semana que termina y harto difícil será referirme a todas con la atención
debida que merecen. Haré el máximo esfuerzo de síntesis.
Bien lo decía el Padre Bolívar: "El mejor sistema de
Gobierno será aquel que le proporcione a su pueblo la mayor suma de seguridad
social, la mayor suma de estabilidad política, y la mayor suma de felicidad
posible". Seguridad social, tal es nuestro cometido, porque son sagrados
mandatos que Bolívar nos legara.
En tal sentido, en un acto especial este lunes 19 de julio, honramos tal compromiso entregando sus libretas a nuevos pensionados y pensionadas del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, atendiendo a lo dispuesto en el decreto 7.401. Hemos planteado la incorporación al beneficio de pensiones de todas aquellas personas que no completaron el requisito de 750 cotizaciones.
En tal sentido, en un acto especial este lunes 19 de julio, honramos tal compromiso entregando sus libretas a nuevos pensionados y pensionadas del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, atendiendo a lo dispuesto en el decreto 7.401. Hemos planteado la incorporación al beneficio de pensiones de todas aquellas personas que no completaron el requisito de 750 cotizaciones.
El martes 20 asistí a la graduación de la II Promoción de la
Policía Nacional Bolivariana: son 1 mil 474 oficiales de policía al servicio
del pueblo y cuya guía es la ética socialista. Organización para la seguridad,
la lucha contra la impunidad, la prevención de las conductas desviadas y un
cotidiano ejercicio fundado en la razón y el sentimiento y, por supuesto, en el
respeto a la dignidad humana a la hora de usar la fuerza, son las
características que, desde ya, constituyen el blindaje de nuestro novísimo
cuerpo policial.
Durante la fraterna visita que nos brindara este miércoles
21 de julio el Presidente de la República Cooperativa de Guyana, ese buen amigo
llamado Bharrat Jagdeo. Guyana se está integrando con nosotros al continente
suramericano, y no solo ya a la fachada caribeña. Lejos debe quedar aquella
visión que le tenía asignada a Guyana un rol extracontinental, extra
suramericano, como si nunca hubiese estado enclavada en la espesura norte de
nuestra Amazonía. Este es un compromiso que adquirimos para, precisamente,
fortalecer nuestra UNASUR y alcanzar una verdadera integración regional. En
este preciso sentido, pronto Guyana recibirá la secretaría pro témpore de
Unasur de manos del Ecuador.
El jueves 22 recibí la grata visita de ese gran amigo
nuestroamericano, el gran Diego Armando Maradona. Aquí vino con la frente en
alto, como siempre, el hombre que le ha dado las más grandes satisfacciones y
alegrías a su amada Argentina. Así lo reconoció la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner recientemente cuando la selección regresó de Sudáfrica y
recibía los ataques de la canalla mediática, apátrida en todos los sentidos.
Igualmente, ha llenado de gloria a nuestro continente, haciéndolo respetar en
todos los escenarios, porque Maradona es Argentina en la misma medida en que es
América.
Junto a ese gran astro de nuestro fútbol, asistimos a la
graduación de los 326 egresados de la Universidad Deportiva del Sur en San
Carlos, Cojedes, quienes recibieron el título que los acredita como licenciados
especialistas en Deporte para convertirse en luz del mundo y sal de la tierra.
Luz para iluminar de conocimiento a los pueblos y sal para luchar contra la
corrupción de los valores. Lo reitero: estos muchachos y muchachas, son y
tienen que ser los forjadores de la nueva patria, del humanismo, de los valores
del socialismo y, por supuesto, de la Revolución deportiva que está en marcha
en Venezuela.
También junto a Maradona, esa mañana del jueves, quiero
recordarlo, ante tantas provocaciones y tantas agresiones por parte de quien es
el administrador de los intereses estadounidenses en Colombia, no nos quedó más
alternativa, por dignidad, que romper totalmente las relaciones diplomáticas
con su gobierno. Fue un anuncio que hice con una lágrima cruzándome en el
corazón. Confío en que la Colombia bolivariana, la Colombia que piensa y ama,
la Colombia profunda que encarna su pueblo, la Colombia de sus grandes
intelectuales y sus verdaderos líderes políticos, haga sentir la fuerza de su
voz contra quienes quieren convertirla en la plataforma de una intervención
militar estadounidense en Venezuela.
Tenemos que recibir señales claras e inequívocas de que hay
una voluntad política real en el nuevo gobierno de Colombia, para reemprender
el camino del diálogo, sin trampas, y sin obviar que Uribe deja tierra arrasada
detrás de sí y todos los puentes rotos. Esperaremos.
II
Quiero recordar contigo, compatriota que me lees, a un gran
historiador colombiano, Indalecio Liévano Aguirre, cuando en su formidable obra
Bolivarismo y Monroísmoexpresaba: "Nunca como en la primera mitad del
siglo XIX americano fue tan verdad para el liderazgo político estadounidense la
máxima aquella de "divide y reinarás". La preocupación de Estados
Unidos era visible en relación a la consolidación o la constitución del cuerpo
anfictiónico o Asamblea de Plenipotenciarios, y fueron giradas instrucciones a
los agentes diplomáticos en Hispanoamérica para que a toda costa lo impidieran
y evitaran se consumaran los ideales bolivarianos. Para su juego utilizaron la
difamación política, y como víctima al hombre que impulsaba con mayor fuerza la
causa unionista hispanoamericana: Simón Bolívar".
Hoy 24 de julio al celebrar su natalicio -y conmemorando,
también, la Batalla Naval del Lago de Maracaibo y Día de nuestra Armada
Bolivariana- no he dejado de pensar en el Padre Libertador y en esa llamarada
que se ha desprendido y disparado de sus huesos gloriosos: cuántas pasiones se
han desbordado en todos estos días.
Por un lado, cuánto odio y egoísmo, cuánta burla rastrera y
envidia realenga en ese sector que es heredero de la oligarquía paecista y
santanderista en Colombia y en Venezuela. Es como si el espíritu de Bolívar les
estuviera hurgando en la llaga apátrida: los herederos de Santander, secundados
por los herederos de Páez, reactivaron con mal de rabia y espumarajos en sus
bocas, su contumaz antagonismo contra la anfictionía y unión americana
propuesta por Bolívar; a ambos no los guía sino la difamación contra nuestro
Libertador y contra todo lo que rezuma su espíritu y gloria; su solo nombre los
perturba.
Pero, por otro lado, cuánto amor desatado, cuánta alegría,
cuántos rostros iluminados de todas esas mujeres y niñas, hombres y muchachos,
quienes al compás de las puntadas de sus corazones fueron zurciendo el pabellón
patrio; el tricolor que hoy va a cubrir sus huesos como expresión de lo que él
siempre quiso merecer y merece: las bendiciones de nuestro Pueblo y de todos
los Pueblos que lo siguen amando.
Año 1783: "En ese año mismo el rey Carlos IV de España,
unido por el pacto de familia con el soberano de Francia, obligó a Inglaterra a
reconocer la independencia de las colonias de Norteamérica. Acababa de nacer el
que habría de arrebatarle también las suyas", nos dice magistralmente
Felipe Larrazábal en su obra Simón Bolívar. Vida y escritos del Libertador. Y
es que, sin duda, Bolívar nace dentro de un contexto histórico que dejaría una
profunda impronta en él: la independencia de los Estados Unidos, la Revolución
industrial, la Revolución francesa y la independencia de Haití.
Este 24 de julio le hemos entregado a Su Excelencia El
Libertador en el Panteón Nacional, la bandera que, desde siempre, merecía: una
bandera que es hechura popular; que ha salido de las manos mismas del Pueblo
-en especial de las manos de las mujeres que lo encarnan- con el más grande
amor, con la mayor devoción. Es una bandera que es expresión genuina del
sentimiento colectivo, de la conciencia colectiva para la que el bolivarianismo
se ha convertido en cimiento de nuestra identidad, de nuestra dignidad y de
nuestra decisión de luchar hasta vencer: hasta conquistar nuestra Independencia
definitiva.
Nunca, como en este 24 de julio de 2010, el Panteón se ha
iluminado con tal fervor patrio y tal devoción popular. Así lo sentí con el
mayor de los estremecimientos. Bolívar ha regresado definitivamente en el amor
del pueblo y vive, como fuego sagrado, en él.
Quiero volver a evocar las hermosas palabras con las que el
gran pensador uruguayo José Enrique Rodó abre su ensayo sobre nuestro Padre de
la Patria:
Grande en el pensamiento, grande en la acción, grande en la
gloria, grande en el infortunio, grande para magnificar la parte impura que
cabe en el alma de los grandes, y grande para sobrellevar, en el abandono y en
la muerte, la trágica expiación de la grandeza. Muchas vidas humanas hay que
componen más perfecta armonía, orden moral o estético más puro; pocas ofrecen
tan constante carácter de grandeza y fuerza; pocas subyugan con tan violento
imperio las simpatías de la imaginación heroica.
Sigámoslo, entonces, por el camino de la grandeza. Seamos
dignos del Libertador dando nuestro mayor esfuerzo para hacernos, cada día, un
pueblo grande por su heroísmo, por su sabiduría y por su amor.
¡¡Que Viva Bolívar!!
¡Patria Socialista o Muerte!
¡Venceremos!
Articulo: Hugo Chavéz Frías
Fuente: MPPRE
No hay comentarios:
Publicar un comentario