El tema del
cambio climático en Costa Rica sufre de la contaminación global que lo afecta. Así
como alrededor del mundo miles de millones de dólares se gastan anualmente en
reuniones, simposios, conferencias, estudios, refritos investigativos,
campañas, asesorías, viajes exploratorios, cenas y recepciones, así también en
nuestro país lo poco que se hace ni siquiera trasciende los límites
estructurales del Ministerio de Ambiente (Minae).
Cada vez que se
realizan esas actividades de tinte turístico y diplomacia conservacionista,
sobran los voluntarios dispuestos a entregar su ingenio. Con nuestros
impuestos, cual caballeros cruzados, con lanza en ristre se aventuran a tierras
lejanas en su gesta por salvar al planeta.
Delegaciones
Las delegaciones costarricenses equivalentes a tres equipos
de fútbol, no dejan a ningún genio en suelo patrio pues el mundo los espera
para resolver el problema planetario.
Así sucede con las Conferencias de las Partes de la Convención Marco de
las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (las COP) como las realizadas en
Copenhague 2009, Cancún 2010, Durban 2011, Catar 2012 y las próximas en
Varsovia 2013 y Lima 2014.
Clasificados para que no se confundan en los aeropuertos y
se distribuyan bien en los hoteles de esas ciudades, como “Negociadores de alto
nivel político”, “Asesores de alto nivel político”, “Asesores de nivel técnico”
y “Observadores”, son los encargados de levantar la voz a nombre de Costa Rica
ante las otras 190 delegaciones que ansían, indudablemente, escuchar las
soluciones a los problemas de cambio climático que desde nuestro verde país son
exportadas. Ello en conferencias donde “no están dadas las condiciones” para
lograr un acuerdo global de reducción de emisiones de gases de efecto
invernadero, tal y como lo admitieron gobernantes mexicanos. Sigue pues,
dándose un acelerado proceso de cambio climático, causado en parte por el
excesivo consumo de energía sucia, una agricultura altamente dependiente de
plaguicidas y fertilizantes, una amenazada biodiversidad y una industria
antiecológica cada vez más dependiente del consumo insensible de grandes
cantidades de agua potable.
Mientras tanto, cada vez se aleja más el logro por un
desarrollo sostenible, donde los programas de salud, educación y progreso
socioeconómico han de ser trascendentales. En Costa Rica y el resto del mundo,
el acceso al agua potable en cantidad y calidad suficientes, es cada vez más un
derecho humano de difícil cumplimiento, donde la ausencia de prioridades para
la inversión gubernamental es la principal causa. Tenemos en el papel los
llamados ejes de acción relacionados con la mitigación, la vulnerabilidad,
transferencia tecnológica, la educación, la sensibilización, sin que se
vislumbre resultados concretos. No se rinden cuentas y a pocos parece
interesarle el camino seguido por los fondos nacionales e internacionales que
sustentan la burocracia turística que parece funcionar en sentido contrario a
sus deberes.
País carbono-neutral para el 2021.
Cuando se reflexiona acerca de la anunciada meta a la
carbono neutralidad a cumplir en unos siete años, hay que centrar la atención
en el transporte público a nivel nacional. Actividad que consume al menos el 78% de los combustibles derivados de petróleo
que distribuye Recope, por lo que cualquier estrategia dirigida a compensar la
cantidad de CO2 que se fija vía fotosíntesis con la emitida vía respiración
celular y oxidación violenta, demanda acciones razonables, viables, realistas,
que son escasas.
San José es recorrido cada hora por unos 800 autobuses y más
de 2000 vehículos particulares; todos quemando el único combustible ofrecido
por Recope. Sin embargo, el cambio tecnológico en el sector transporte público,
¡que sí sería impactante!, no es efectivamente incentivado, y más bien las iniciativas
particulares de algunas empresas autobuseras no encuentran eco en las casi
dormidas autoridades del MOPT. Y para evidenciar más esa ausencia de visión,
alguien tuvo la ocurrencia de declarar que había que impedir el ingreso de
autobuses a la ciudad de San José, no renovar las concesiones, y satisfacer las
necesidades de transporte con un tranvía de solo seis kilómetros de recorrido,
de La Sabana a la avenida de Los Damas. Tranvía que el gobierno construiría con
un préstamo de US$250 millones, para luego darlo en concesión a una empresa
privada que se encargaría de la supuestamente lucrativa operación. Chambonada
mayor que de realizarse, multiplicaría en muchas veces el caos vial que ha
dejado el cierre del Paseo de los Estudiantes y otras intervenciones viales
ocurrentes.
Sustitución de buses
Por otro lado, especialistas serios en transporte proponen
que a mediano plazo los buses vayan siendo sustituidos por aquellos con
tecnología Euro IV, que según las
estrictas normas europeas reducirían sustancialmente las emisiones de gases con
efecto invernadero. Asimismo, se valora el uso creciente de motores híbridos de
diésel-LPG, como etapa de transición hacia estándares más amigables con el
ambiente, olvidándose de ocurrencias como la del costoso e inútil tranvía. Todo
acompañado de un sistema eficiente de trazado de rutas, con menores tiempos de
espera y mayor cantidad de pasajeros por unidad, que ha demostrado sus bondades
en otras ciudades eficientemente gobernadas.
En fin, como para algunos lo importante es viajar y
practicar el ocio con horario, mientras otros piensan en negocios raros, no se
ven las acciones efectivas dirigidas a cumplir realmente la meta de ser
neutrales en carbono para el año del bicentenario de la independencia de
España. Por tanto, no podemos más que concluir que se trata de una propuesta
demagógica de los que han calculado que para entonces no tendrán que rendir
cuentas desde sus puestos alejados del ámbito gubernamental.
Especialista en estudios de impacto ambiental
Fuente:CBSCR
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