Lo que a continuación se expone, es una de las páginas
negras que más ha conmocionado al país.
Una historia marcada por la violencia, que aún causa
discusiones y sentimientos, que dejó mucho dolor, muchas heridas abiertas,
mucho resentimiento, muchas familias cercenadas, y que nos muestra, lo frágil
que puede ser una sociedad.Vestigio de una guerra civil cruel y nefasta.
Enmarcada en una serie de crímenes atroces, una serie de
hechos desafortunados que sucedieron durante varios años que nos muestra otra
realidad, muy distinta y distante a la de la Costa Rica donde viven siempre el
trabajo y la paz.
Y es que, no debemos olvidar lo que sucedió, para que no nos
vuelva a suceder.
Corría diciembre de 1948.
Hacía ocho meses había finalizado la guerra civil, guerra
donde se había derramado mucha sangre, donde se habían realizado muchos
crímenes atroces como parte de los enfrentamientos entre caldero-comunistas y figueristas, guerra ganada
por estos últimos, y aunque algunos esperaban una nueva elección, ya desde
hacía ocho meses, había asumido el poder, en un gobierno de facto, La Junta de
Gobierno también llamada Junta Fundadora de la Segunda República, presidida por
José Figueres Ferrer.
El primero de diciembre, como un acto de ésta Junta de
Gobierno, se decreta la abolición del ejército, acción que, según unos, fue
estratégica, para otros, visionaria. Lo cierto es que ese acto convierte a
Costa Rica en el primer estado moderno
en eliminar constitucionalmente el ejército.
Sucedía que los ánimos no estaban calmos, y los
calderonistas intentan invadir Costa Rica desde Nicaragua, con el apoyo de la
Guardia Nacional de Somoza.
La Junta de Gobierno declara al país en estado de emergencia
y suspende las garantías individuales.
Y a pesar de que se había decretado una amnistía general por
los crímenes de esa época y prohibido las represalias a los involucrados en
ellos, se ordena, el día 11 de diciembre, la captura y encarcelamiento de 200
personas, entre ellas, seis vinculadas directamente con las luchas campesinas y
el partido comunista.
Son convertidos en reos políticos, como medida preventiva
para que no se sumaran a la invasión.
Son llevados a la comandancia de la Guardia Civil en la
ciudad de Limón. Una vez ahí, fueron despojados de su fajas (para que no se
ahorcaran) y de los zapatos (para que no pensaran en fugas) y los introdujeron
dentro de una celda pequeña y pestilente, con llave y custodia, sin luz ni
agua.
Los seis prisioneros
en cuestión eran:
(transcrito de:
“El Codo del Diablo y La Interamericana: Terrorismo de Estado”, de Alvaro Cantero V.
Federico Picado Sáenz:
Artesano zapatero. Diputado electo en las elecciones del 8
de Mayo de 1948, por el Partido Vanguardia Popular. Dirigente de dicha
agrupación. Había sido regidor municipal. Un camión con unos veinte policías
llegó hasta su casa para apresarlo. Sus últimas palabras para su hijo menor
fueron: “Ahorita regreso, “ Setico”. Fue
la última vez que su familia lo vio con vida.
Tobías Vaglio Sandí:
Comerciante de Siquirres. Dirigente sindical del Partido
Vanguardia Popular. De 63 años de edad. Fue detenido en su casa, bajo la mirada
de su familia. Hoy la escuela de la localidad y un barrio llevan su nombre en
honor a su memoria. El pueblo lo considera un mártir. También existe una placa
en el parque, en relación al suceso.
Lucio Ibarra:
Fue detenido mientras descargaba un saco con las compras
para la comida de la familia.
Octavio Sáenz:
Dirigente del Partido Vanguardia Popular. Laboraba como agente
de la empresa denominada “La Bonificadora”. Sáenz era un hombre joven de
aproximadamente treinta años, padre de tres niños de corta edad y una niña
fuera de su matrimonio a quien también dejaría su apellido.
Narciso Sotomayor Ramírez:
(Nicaragüense) Sotomayor no estaba
detenido por motivos políticos, era ex combatiente de la Legión Caribe en
guerra civil de 1948, parte del bando ganador. Laboraba como tripulante de una
lancha al servicio oficial. La víctima había tenido un altercado con el Comandante
de Plaza. Empezaron con palabras fuertes y se liaron a golpes. Los guardias en
defensa de su jefe le dieron una brutal garroteada y lo recluyeron en prisión.
En estado lamentable, en lugar de enviarlo para que recibiera atención médica
lo mandaron con el grupo que deberían asesinar.
Álvaro Aguilar Umaña:
Dueño de una pequeña finca en Guápiles. Quiso la fatalidad
que Umaña Aguilar, fuera detenido por confusión de nombres. No obstante era
miembro del Partido Republicano Nacional (calderonista) que luego de la guerra
civil, según declaraciones de su esposa, se había pasado al Partido Demócrata.
Eso denota mala labor de inteligencia.
El día 19 de diciembre, se les comunicó que por orden
superior iban a ser trasladados hacia San José, sin siquiera haberles informado
sobre los cargos, por lo que habían sido detenidos.
A las 7:30 pm los prisioneros son llevados a un moto car, el
número 156 de la Northern Railway Company, para ser trasladados, según la
orden, hacia San José.
El operativo estaba al mando del Capitán Manuel Zúñiga
Jirón, el Teniente Luis Valverde Quirós. Clarencio Auld Alvarado era el
conductor, y Hernán Campos Esquivel, era el asistente del conductor.
El moto car avanza y al llegar al punto donde la línea marca
la milla 41, en Siquirres, se abre una curva muy cerrada, que tiene un ángulo
muy incómodo que los obliga a bajar la velocidad. De un lado se encuentra la
falda del cerro, del otro, el abismo que termina en el río Reventazón.
En el centro está la línea férrea y apenas queda espacio para que alguien pueda caminar sin caer al fondo del barranco. Es el Cerro del Diablo y en consecuencia, aquella curva es llamada, Codo del Diablo.
En el centro está la línea férrea y apenas queda espacio para que alguien pueda caminar sin caer al fondo del barranco. Es el Cerro del Diablo y en consecuencia, aquella curva es llamada, Codo del Diablo.
Justo en ese punto, el maquinista detiene el moto car y el
Capitán Manuel Zúñiga Jirón, da la orden de bajar los detenidos. Sin perder
mucho tiempo ni dar explicaciones allí mismo los acribilla con subametralladora
de asalto, Niehhausen. Los presos Picado y Sáenz, fueron rematados por el
teniente Luis Valverde Quirós, con tiros de revólver, su arma de reglamento.
La mañana del 20 de diciembre de 1948, “Setico”, lleva el
desayuno a la cárcel, dónde se encontraba su padre Federico Picado Sáenz. Al
llegar a la prisión, le dicen que su padre ha sido trasladado a la capital la
noche anterior. Retorna a la casa y se lo comunica a su madre, quien angustiada y con un niño en brazos, le pide
tomar el próximo tren a San José y hacer el largo viaje a la capital para
verificar el paradero de su padre. A sus doce años “Setico” emprende solo este
viaje.
Al arribar a la estación en San José, después de siete horas
de recorrido, una mujer le interrumpe el paso. Se sorprende. Es su tía que lo
abraza.
El creía que le llevaría a ver a su padre a la Penitenciaría Central, pero ella lo lleva a su casa sin poder pronunciar una palabra. Al llegar, en la sala, se da cuenta de la verdad, que el tren nunca llegó a su destino, y se encuentra el ataúd donde yace su padre.
El creía que le llevaría a ver a su padre a la Penitenciaría Central, pero ella lo lleva a su casa sin poder pronunciar una palabra. Al llegar, en la sala, se da cuenta de la verdad, que el tren nunca llegó a su destino, y se encuentra el ataúd donde yace su padre.
Mientras, en otros cinco hogares se respiraba la misma
tristeza, la misma desesperación…
El violento crimen perpetrado por miembros de las fuerzas
armadas contra los seis prisioneros, conmociona a la opinión pública, y no
tardó en despertar inquietudes entre la población.
El hallazgo de uno de los cuerpos aun esposado hizo que
inmediatamente se solicitara a la Junta de Gobierno la conformación de una
comisión investigadora y se inició un proceso judicial donde se cuestionaron
las acciones de los oficiales, creando tensión al interior de la Junta, en un
momento en el que se consolidaba la desintegración del ejército como
institución permanente.
Durante la investigación, el Estado Mayor de la Junta
Fundadora de la Segunda República, divulga una información, de que el moto car había
sido emboscado, atacado por un grupo
armado que buscaba la libertad de los prisioneros, y que estos, en el acto,
intentaron huir.
No obstante la información es opacada por otro hecho
conocido como “La Masacre del Murciélago” en el que un grupo de voluntarios de
la Cruz Roja en Guanacaste, son abatidos por invasores. Se peleaba en dicha
zona y la investigación del Codo del Diablo se vuelve de segunda
importancia (Diario de Costa Rica 21 y
22 -12-1948- Prensa Libre- 20-12- 1948).
A pesar de esto, tanto éstas declaraciones como otras
versiones que se fueron suscitando, carecían de fundamento y credibilidad, y
por el contrario, estaban llenas de contradicciones.
El asunto empezó a esclarecerse y a sentar
responsabilidades, cuando el Lic. F.
Acuña Bermúdez, Alcalde de Siquirres, solicita un informe a la Comandancia de
Plaza y Policía de Limón, cuyo Comandante era Mayor José Rafael Cordero
Pacheco, y éste contestó que el asunto ocurrido en aquel sitio era del fuero
militar, a pesar que recién se había abolido el ejército, y no rindió el
informe pedido, y más tarde, al ser interrogado, se defiende y declara:
“Recibí la orden telefónica del señor Ministro de Seguridad Pública, de trasladar esos seis reos. Me limité a trasladar esa orden al Comandante de cárcel de mi jurisdicción, Capitán Zúñiga Jirón y vigilar su cumplimento. Mis funciones no son cuidar reos, para eso está el Comandante de cárcel y desde que los sacó asumió la responsabilidad de ellos ante sus superiores” (1)
En ese momento y como era de esperar la declaración produce
gran cantidad de cometarios. Se llega hasta el mismo Ministro de Seguridad
Pública, hombre de confianza del presidente de la Junta de Gobierno, y la
persona de más alto rango respecto a la orden girada:
Coronel Edgar Cardona Quirós, personaje que luego se haría famoso por el intento de golpe de Estado, tomando el cuartel Bella Vista, que al final produjo nueve muertos. Pero a pesar de lo manifestado por el Comandante Cordero Pacheco, no se supo si Cardona Quirós, recibió la orden de alguien de más alta jerarquía o lo hizo únicamente por sus funciones.
Coronel Edgar Cardona Quirós, personaje que luego se haría famoso por el intento de golpe de Estado, tomando el cuartel Bella Vista, que al final produjo nueve muertos. Pero a pesar de lo manifestado por el Comandante Cordero Pacheco, no se supo si Cardona Quirós, recibió la orden de alguien de más alta jerarquía o lo hizo únicamente por sus funciones.
Lo cierto es que dos años más tarde los militares son
declarados culpables, pero para entonces todos han salido del país y nunca se
terminó de investigar de dónde vino la orden.
De ésta forma aquel
crimen quedó en total impunidad.
“Hoy en día, en algún lugar del Cementerio Obrero en San
José, un mausoleo que sostiene algunas flores secas resiste el olvido de las
injusticias heredadas de la guerra con la esperanza de que estas no se vuelvan
a repetir”.(2)
Citas:
(1) Cantero V,
Alvaro. “El Codo del Diablo y La Interamericana: Terrorismo de Estado”,
http://www.tribuglobal.com/index.php/historia/contemporanea/2095-el-codo-del-diablo.html
(2) Jara, Ernesto y
Jara, Antonio. “El Codo del Diablo: Documental”
http://www.elcododeldiablo.com/
Colaboración de Marco V Flores V
Para Costa Rica y Su Historia
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