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El Cuartel
Moncada después del Asalto del 26 de Julio de 1953.
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En 1977, el
Comandante en Jefe Fidel Castro realizó un recorrido con periodistas de la Televisión Sueca
por las zonas orientales del país donde tuvieron lugar los hechos fundamentales
de la lucha revolucionaria. En el antiguo cuartel Moncada, la playa Las
Coloradas, las regiones serranas del Pico Turquino y La Plata, Fidel habló
extensamente con los periodistas suecos que le acompañaban, los que filmaron
para la televisión de su país el diálogo, cuyos fragmentos referidos a los
hechos del 26 de julio reproducimos para los lectores de Cubadebate en ocasión
del Aniversario 60 del Asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de
Céspedes.
I LOS ORIGENES
LA CONCIENCIA DEL HOMBRE SE PUEDE ELEVAR POR ENCIMA DE SU
ORIGEN DE CLASE
PERIODISTA:
COMANDANTE, USTED ayer en la
Granja Siboney nos habló de su formación ideológica, de su
evolución ideológica y política en tiempos de la Universidad. Yo
quería hacerle una pregunta un poco anterior a eso, es decir, ¿cómo ha pasado
de ese tipo de educación que usted recibió en ese tipo de familia hasta esa
evolución ideológica, porque en ese discurso a los intelectuales que usted
hizo, usted utilizó una imagen muy fuerte, muy viva, que decía que la educación
burguesa era como un molino de piedra, que casi lo podía triturar a uno
mentalmente para siempre? Eso me llamó mucho la atención, queríamos preguntarle
algo sobre eso.
FIDEL: En
realidad, mi procedencia… Yo nazco en el seno de una familia de terratenientes,
pero no tenía una estirpe de terratenientes. ¿Qué quiere decir esto? Mi padre
era un campesino español de familia muy modesta, que viene a Cuba a principios
de siglo como emigrante español.
Comienza a
trabajar en condiciones difíciles. Era un hombre emprendedor, se fue
destacando, llegó a ocupar cierta posición dirigente en los trabajos de
principios de siglo. Fue acumulando algún dinero y fue adquiriendo algunas
tierras. Es decir, tuvo éxito en los negocios y llegó a ser propietario de unas
cantidades de tierra, si mal no recuerdo alrededor de mil hectáreas. Cosa no
muy difícil en los primeros tiempos de la República. Después
arrendó otras tierras. Y cuando yo nazco, realmente nazco en el seno de una
familia que pudiéramos llamar terrateniente.
Ahora, por otro
lado, mi madre era una campesina muy humilde, muy pobre. Por eso no existían
las tradiciones de lo que pudiéramos llamar una oligarquía en el seno de mi
familia. Pero no obstante, objetivamente, la posición social nuestra en ese
momento era de una familia que tenía recursos económicos relativamente
abundantes. Era propietaria de tierra y tenía todas las comodidades -pudiéramos
decir- y los privilegios propios de una familia terrateniente en nuestro país.
La educación mía
en los primeros años, los primeros meses casi pudiéramos decir… Yo aprendo a
leer y a escribir en la escuela pública del lugar donde nací, en pleno campo.
Después me llevaron a Santiago de Cuba cuando apenas tenía 5 ó 6 años. Pasé
trabajo, pasé hambre; pasé hambre a pesar de que mi familia remuneraba la
pensión donde yo estaba en Santiago de Cuba, pero por una serie de
circunstancias, éramos un grupo relativamente numeroso de muchachos allí,
pasamos bastante trabajo en ese período.
PERIODISTA: Es
decir, que no tuvo una infancia privilegiada realmente.
FIDEL: Cuando
estaba en mi casa sí, cuando me trasladaron a Santiago no. Puedo decir así que
pasé hambre, que me quedé prácticamente descalzo, que tenía yo mismo que coser
mis zapatos cuando se me rompían.
PERIODISTA: Eso
explica muchas cosas.
FIDEL: Y estuve
en esa situación algo más de un año. Se puede decir que en esa ocasión conocí
la pobreza.
¿Puede haber
influido eso en mí? Realmente no sé, no puedo asegurarlo. Después de eso
ingresé… Me enviaron a una escuela privada de Santiago de Cuba que era regida
por una orden religiosa, los Hermanos La Salle. Ahí estuve aproximadamente cinco grados.
Después me mandaron a una escuela de los jesuitas. Y así hice la enseñanza
primaria, y toda, la enseñanza preuniversitaria en escuelas de ese tipo. Eran
escuelas de familias relativamente privilegiadas.
Ahora, ciertos
factores contribuyeron a desarrollar en mí un cierto espíritu de rebeldía.
Pudiéramos decir que me rebelé en primer término contra las condiciones
injustas en la casa de la familia donde me llevaron a los 5 años. En las
propias escuelas a donde me enviaron sentí también un impulso de rebeldía
contra ciertas injusticias en la escuela.
Podemos decir que
durante el período de mi infancia, aproximadamente tres veces sentí la
sensación de cosas que me parecían injustas y que estimularon en mí un
sentimiento de rebeldía. Esos factores pudieron haber contribuido a desarrollar
un carácter relativamente rebelde. Ese espíritu de rebeldía puede haberse
manifestado también después en mi vida ulterior.
Mis relaciones
sociales de muchacho, en las vacaciones en la escuela, eran con los niños muy
pobres del lugar donde yo vivía.
PERIODISTA:
Comandante, ¿usted que-ría desarrollar más ese punto?
FIDEL: Puedo
decir que a pesar de la situación económica de mi familia, siempre -en el campo
donde yo nací me relacioné con los hijos de las familias más humildes, porque
no había una tradición aristocrática en mi familia. Tercero, que el proceso de
mi niñez y mi adolescencia me llevó más de una vez a adoptar una actitud de
oposición y de rebeldía contra cosas que creía que eran injustas.
Aunque recibimos
esa educación propia de esos colegios particulares, también hubo en la
formación nuestra, la preeminencia de ciertos principios de rectitud.
Ahora, en toda
esa fase de mi vida tal vez se fue desarrollando un carácter, se fue
desarrollando un espíritu, pero no adquirí ninguna conciencia política. La
conciencia política que me ayudó a interpre¬tar la vida, me ayudó a interpretar
el mundo, me ayudó a interpretar la sociedad y me ayudó a interpretar la
historia, la adquirí como estudiante universitario. Principalmente, cuando
entré en contacto con la literatura marxista, que ejerció en mí una
extraordinaria influencia, y me ayudó a comprender las cosas que de otra forma
no habría comprendido jamás.
De modo que, yo
puedo decir que la conciencia política mía la adquirí por estudio, por
análisis, por observación; no por origen de clase. Pero no creo de ninguna
manera que el origen de clase sea un factor insuperable, creo que la conciencia
del hombre se puede elevar por encima de su origen de clase.
II EL MONCADA
DEL CUARTEL A LA MONTAÑA
Escogimos este
lugar, porque nosotros teníamos que buscar un punto donde concentrar el
personal antes del ataque del Moncada, entonces estudiamos las distintas
direcciones. Y buscando, encontramos esta casa, con una pequeña parcela de
terreno, que la alquilaban. Y entonces, analizados todos los factores,
decidimos escoger esta casa, que estaba a unos cuantos kilómetros del cuartel
por una carretera, bastante directo.
Se alquiló la
casa, pero teníamos que buscar algún elemento para disfrazar esto. El plan que
hicimos fue simular una granja avícola, por eso ustedes ven algunas de estas
instalaciones, que parecen instalaciones para la avicultura, pero que en
realidad servirían para esconder los automóviles. Entonces algunos meses antes
alquilamos esta casa. Se preparó con algunas cosas adicionales bajo el pretexto
de que era una granja avícola.
PERIODISTA: Tengo
entendido que estaba cerca la casa de uno de los militares batistianos, que eso
disminuía, de cierta manera, la sospecha.
FIDEL: Es
posible. Pero no fue ese el factor principal: el factor principal es que estaba
aislada, que estaba en esta carretera que conducía directamente a las
proximidades del cuartel, y era uno de los lugares disponibles, porque no era
fácil encontrar una casa.
Entonces, esta
casa sirvió, primero, para concentrar las armas, y por último, para concentrar
el personal. Esto había que hacerlo en condiciones de clandestinidad. Por eso
había que tomar todas las medidas. Incluso había un vecino que vivía ahí,
frente a esta casa, un campesino. Se hizo amistad con él y todo, pero él nunca
sospechó que esta casa tenía un propósito revolucionario. Había un compañero
del Movimiento que vivía en Santiago de Cuba, era el único de Santiago de Cuba,
porque no queríamos reclutar personal de Santiago para disminuir los riesgos de
que pudiera haber alguna indiscreción. Por eso, en Santiago sólo teníamos un
cuadro que ayudó en el alquiler de esta casa; después para esta casa vino uno
de los jefes del Movimiento, y se instaló aquí en Santiago de Cuba. Y durante
varias semanas estuvimos concentrando las armas aquí.
PERIODISTA: Pero
ninguno de los asaltantes sabía realmente el objetivo hasta el último momento.
FIDEL: No. La Dirección del Movimiento
sí, un grupo de tres compañeros, que era una especie de ejecutivo de la Dirección del
Movimiento. Y el compañero de Santiago también tenía idea del objetivo, puesto
que a él se le dieron instrucciones de observar el cuartel, de hacer una
exploración sobre el cuartel.
PERIODISTA: De
ahí fue de donde partieron los vehículos que fueron a atacar el cuartel.
Desde aquí, sí.
Aquí se concentraron las armas. El 26 de julio era domingo, y desde el sábado
por la noche se fueron concentrando aquí en esta casa.
PERIODISTA: ¿Y el
recorrido es más o menos el mismo?
FIDEL: El
recorrido es varios kilómetros no recuerdo exactamente ahora cuántas. Esta
carretera sale a una avenida, la avenida al cuartel, y tácticamente era el
lugar mejor para esa operación. Y aquí se disimulaba esto con el pretexto de
que se estaba fundando una granja avícola en este lugar. Y realmente todo el
mundo creyó que había una granja avícola, por lo menos los pocos vecinos que
estaban enfrente. Por ahí todavía vive el vecino que estaba frente a esta casa
en aquellos tiempos.
Tenía algunas
matas de mango… Yo no sé si después han sembrado algunas; pero en general era
este el ambiente de la casa.
PERIODISTA: Pero
aquí no se hizo ningún entrenamiento; aquí sólo se hizo la concentración.
FIDEL: Aquí no se
podía hacer entrenamiento porque era muy arriesgado; el entrenamiento lo
hicimos en La Habana.
Aquí sólo se fueron acumulando las armas y había una sola
persona en Santiago de Cuba que conocía de esta casa. A pesar de que Santiago
de Cuba era una ciudad muy rebelde, muy revolucionaria, nosotros, para guardar
la discreción del plan, pues no reclutamos a nadie de Santiago para el asalto.
PERIODISTA: A
pesar de todo eso una de las cosas más admirables del Movimiento, que ahora
refleja la historia, fue cómo se pudo mantener esa organización clandestina bajo
un régimen de tal represión, una organización tan amplia.
FIDEL: Era muy
difícil, realmente era difícil, puesto que en aquella época los revolucionarios
no tenían organización, no tenían experiencia militar.
PERIODISTA: Pera
el 26 sí la tenía.
FIDEL: Bueno,
nosotros… Había mucha gente organizándose en aquel período. El grupo nuestro yo
creo que en aquella época reclutó más combatientes que todas las demás
organizaciones. Además, era un grupo muy discreto; pero, además, no sólo era
discreta par la calidad de la gente sino por el método de organización que
teníamos. Estábamos organizados en células. Nadie tenía contacto, unas células
con otras. El grupo de dirección era de mucha confianza, y seguíamos las reglas
de la clandestinidad. Porque en aquella época había muchas elementos
revolucionarios y hablaban y conversaban. Eran indiscretos. Casi todo lo que se
hacía en aquella época contra Batista se sabía.
PERIODISTA: Y
toda esa importación de armas de la gente de Prío y todo eso que se iba
haciendo…
FIDEL: Sí. Porque
la gente de Prío tenía dinero y nosotros no teníamos dinero; ellos tenían armas
y nosotros no teníamos armas. Por lo tanto, nosotros teníamos que hacer las
cosas con mucho cuidado. Ellos hacían propagandas con las armas. Pudiéramos
decir que hacían política con las armas.
PERIODISTA: ¿Y no
pudieron conseguir de aquellas armas ustedes?
FIDEL: En
realidad, tratamos de conseguir un poco. Y nosotros les habíamos infiltrado la
organización de ellos. Teníamos 360 hombres infiltrados en la organización de
ellos, con el objetivo de tratar de tomar las armas. Pero parece que fue
demasiado ambicioso nuestro plan, y en un momento dado ellos sospecharon de
aquella gente un poco.
PERIODISTA: Pero
todos los hallazgos de armas que iba haciendo la policía de Batista por esa
época eran…
FIDEL: Eran armas
de ellos, del antigua gobierno, que tenía mucho dinero porque había robado
mucho.
PERIODISTA: Pero
eran armas sembradas por ellos mismos en algunas ocasiones, por la policía,
paquetes con…
FIDEL: No, yo creo
que no. Los dirigentes de los partidos políticos tradicionales y del gobierno
que estaba en el poder, que había sido desalojado por Batista, tenían mucho
dinero. Y compraron armas y pudieron introducirlas en el país por distintos
procedimientos bastante ingeniosos, y las trajeron. Ellos no tenían masa, ellos
no tenían combatientes; tenían dinero, tenían armas, pero no tenían hombres. Y
ellos trataban de hacer un esfuerzo por reclutar gente del pueblo. Y en ese
período nosotros tratamos de filtrarles algunas gentes en la organización de
ellos, con el objetivo de ocupar las armas.
PERIODISTA: Pero
el Movimiento sí tenía bastantes efectivos ya en aquella época…
FIDEL: Bueno,
nosotros llegamos a entrenar más de mil hombres. En esa época nosotros teníamos
alrededor de mil 200 hombres.
Pero aparte de
los entrenados, ¿la organización era bastante amplia?
FIDEL: No era tan
amplia, no era muy amplia, aunque su base sí era la base de aposición y de odio
al régimen de Batista. Pero los militantes, los hombres organizados y
entrenados llegaron a ser alrededor de mil 200 hombres, porque había una
oposición bastante generalizada al gobierno de Batista. Muchos de ellos eran de
origen ortodoxo3, muchos de los combatientes del Moncada, pero eran ya gente de
extracción muy humilde; es decir, era una organización al margen de aquellos
partidos políticos. Yo seleccioné la gente principalmente entre los sectores
humildes del pueblo. Nuestra gente fue seleccionada en sectores humildes del
pueblo, de entre los que tenían una actitud de oposición a Batista.
PERIODISTA: Pero
muchos militantes del Movimiento, tenía entendido que eran provenientes de la
ortodoxia…
FIDEL: Eran
provenientes de la ortodoxia porque era un partido popular con bastante
ascendencia en el pueblo, pero un poco heterogéneo. El Partido Ortodoxo se
componía principalmente de gentes humildes, obreros, campesinos y gente de
pequeña burguesía. En aquella época la alta dirección de ese partido estaba en
manos de gente ya de la clase dominante, realmente.
PERIODISTA: Y la
juventud del partido donde usted militaba…
FIDEL: Había una
juventud combativa, pero los líderes oficiales del partido ya estaban más o
menos comprometidos, no voy a decir con una posición de clase sino que estaban
ya adaptándose al sistema, podemos decir. Yo organizo a la juventud de ese
partido, pero aparte de la… oficial. Yo hice un trabajo en la base con los
jóvenes principalmente de extracción humilde del pueblo. No había dirigentes
oficiales de ese partido en la organización nuestra.Fue un trabajo político,
ideológico, ya que se hizo…
FIDEL: Sí, fue un
trabajo político-ideológico.
PERIODISTA: Pero
todavía no se hablaba de ideas socialistas en esa época.
FIDEL: Todavía no
se hablaba de socialista en esa época. En esa época pudiéramos decir que el
objetivo principal del pueblo era el derrocamiento de Batista. Pero ya la
extracción social de todas aquellas gentes que nosotros reclutamos propiciaba el
adoctrinamiento político.
Por lo menos el
grupo, el pequeño grupo que trabajó en la organización del Movimiento era gente
de ideas muy avanzadas. Nosotros teníamos cursos de marxismo. Y el grupo de
Dirección, durante todo aquel período, estudiamos marxismo. Y pudiéramos decir
que los principales dirigentes de la organización eran marxistas ya.
DENTRO DE UNA
CONCEPCION MARXISTA
PERIODISTA:
Después de la muerte o el suicidio de Chibás se fue agudizando, digamos, la
diferencia entre la dirección del partido y la juventud…
FIDEL: Yo puedo
decir lo siguiente: Chibás era un líder carismático, de mucho apoyo popular,
pero no se caracterizaba por un programa de reformas sociales profundas.
Digamos que su programa en aquella época se circunscribía a algunas medidas de
tipo nacionalista frente a los monopolios yanquis, y principalmente medidas
contra la corrupción administrativa, contra el robo. Era un programa
constitucionalista, y luchaba a favor del adecentamiento público. El programa
de Chibás estaba lejos de ser un programa socialista.
Podíamos señalar
que en aquella época ese programa respondía a las ansias de la pequeña
burguesía, que ya tenía contradicciones con el imperialismo, que se resentía
del exceso de explotación de los monopolios existentes en el país, y su bandera
principal era la lucha contra la corrupción pública, contra el robo, contra la
malversación. Pero ya dentro de la masa de ese partido había una izquierda.
Podríamos decir que nosotros éramos la izquierda de ese partido. No era muy
numeroso tampoco, pero estaba integrada por compañeros procedentes de la Universidad, que en la Universidad habían
podido tener contacto con las ideas socialistas, con el marxismo-leninismo, y
habíamos adquirido ya una conciencia política mucho más avanzada.
De modo que
cuando se produce la muerte de Chibás existía un gran partido de masas sin
dirección. Y la dirección era una dirección reformista. Y dentro de esa masa
había ya un grupo que teníamos ideas mucho más avanzadas. En dos palabras: yo
en aquella época, al final de mis estudios universitarios, ya tenía una
concepción marxista de la política. En el tiempo de la Universidad, mis
contactos con las ideas marxistas fueron los que me hicieron adquirir a mí una
conciencia revolucionaria. Ya a partir de ese momento toda la estrategia que yo
elaboré políticamente estaba dentro de una concepción marxista.
Cuando se produce
el golpe de Estado del 10 de marzo, ya yo tenía una formación marxista. Pero
nos encontramos con la situación de un país donde se produce un golpe de
Estado, donde el partido que tenía más base popular era un partido que estaba
mal dirigido, sin orientación. Yo tenía ya idea revolucionaria práctica,
concreta, desde antes del golpe del 10 de marzo.
PERIODISTA: Y el
PSP, el Partido Socialista Popular, ¿tenía alguna estrategia elaborada?
FIDEL: El Partido
Socialista era pequeño, relativamente pequeño; para la América Latina era
un partido grande, pero estaba muy aislado. En aquellas circunstancias, toda la
época del macartismo, del anticomunismo había logrado, digamos, bloquear al
Partido Comunista. Yo no era un militante del Partido Comunista, porque por mi
educación, mi origen de clase… Yo llego, a la Universidad y es en la Universidad que yo
adquiero ya una conciencia revolucionaria. Adquiero una conciencia
revolucionaria, pero por ese período estaba ubicado ya dentro de un partido que
no era un partido marxista, sino un partido populista, podemos decir. Pero yo
veo que aquel partido tiene una gran fuerza política de masas, y entonces
empiezo a elaborar una estrategia para llevar a esas masas hacia una posición
revolucionaria, desde antes del golpe de Estado del 10 de marzo. Ya yo tengo la
idea clara de que la
Revolución hay que hacerla tomando el poder y hay que tomar
el poder revolucionariamente. Ya en aquella época, antes del golpe de Estado,
yo adquiero esa convicción.
Desde luego que
antes del golpe de Estado la estrategia que personalmente yo elaboraba era una
estrategia de acuerdo con aquellas circunstancias. Era una época política,
parlamentaria. Entonces yo estoy ya dentro de ese movimiento. Las primeras
ideas de una Revolución yo las concibo incluso desde el Parlamento, pero no
para hacerla a través del Parlamento. Yo pensaba utilizar el Parlamento para
proponer un programa revolucionario.
PERIODISTA: ¿Por
eso se postuló usted?
FIDEL: Pensaba
precisamente utilizar el Parlamento para proponer un programa revolucionario, y
alrededor de ese programa movilizar las masas y marchar hacia la toma
revolucionaria del poder. Desde de entonces, desde entonces, ya yo ni estoy
pensando en los caminos convencionales, en los caminos constitucionales desde
antes del 10 de marzo.
Cuando se produce
el 10 de marzo, fue necesario cambiar toda aquella estrategia. Ya no había
necesidad de utilizar los caminos constitucionales.
PERIODISTA: ¿Pero
el 10 de marzo se produce no tanto para impedir una revolución, sino para
impedir que tomara el poder el reformismo en Cuba, o un partido más o menos
progresista, o … ?
FIDEL: Me parece
a mí que en realidad el 10 de marzo se produce para impedir el triunfo de un
partido progresista en Cuba, no para impedir el triunfo de un partido
revolucionario. Esa es la realidad. Ellos tratan de impedir un movimiento
progresista, pero podemos decir que históricamente crearon las condiciones para
producir un movimiento revolucionario. Pero en las condiciones de Cuba, yo creo
que era posible incluso promover una Revolución aun antes del 10 de marzo.
Antes del 10 de
marzo ya yo era comunista, pero el pueblo todavía no en comunista, la gran masa
todavía no respondía a un pensamiento político radical, la gran masa en esa
época respondía a un pensamiento político progresista, reformista, pero no era
todavía un pensamiento comunista.
PERIODISTA:
Además, en eso influía también todo el problema del anticomunismo, del
macarthismo.
FIDEL: Mucho,
mucho, porque nosotros éramos una colonia económica y además ideológica de
Estados Unidos. Pero yo adquirí esa conciencia como estudiante universitario.
ARMAS A CREDITO
PERIODISTA:
Comandante, ¿es de ese lugar exactamente de dónde se montaron aquí en los
carros y en los autos que fueron?
FIDEL: Por ahí
hay un pozo donde guardamos las armas, porque las armas nuestras las
conseguimos en las armerías, eran armas de caza: fusiles 22, calibre 22, y
fusiles escopetas de caza, para cazar patos, para cazar palomas. Pero no eran
armas inofensivas, puesto que nosotros compramos un gran número de escopetas
automáticas, para las cuales adquirimos cartuchos no para cazar patos, sino
para cazar venados y para cazar jabalíes. Es decir que, como armas, no eran
armas inofensivas realmente.
Pero Batista se
sentía tan seguro que en aquella época funcionaban las armerías y las tiendas
de armas. Ellos se sentían muy seguros dentro de su poder militar.
PERIODISTA: Pero
armas de guerra no había.
FIDEL: No, no
había armas de guerra.
No, pero nosotros
por lo menos algunas armas eficientes podíamos adquirir, y las adquirimos
legalmente, legalmente adquirimos las armas nuestras. Nosotros teníamos unos
compañeros que estaban disfrazados de cazadores y de gente burguesa, y entonces
tenían sus carnés, y ellos compraron en las armerías.
Hay que decir que
fue tan eficiente el trabajo que conseguimos que las armerías nos dieran
crédito, y las últimas armas las compramos a crédito casi todas.
PERIODISTA: Y
luego las metieron en un pozo aquí.
FIDEL: La mayor
parte vinieron el día antes aquí el viernes, víspera del 26 de Julio, compramos
la mayor parte de las armas, y se trasladaron en ómnibus, en tren, para acá.
Armas de guerra propiamente, teníamos unos 3 ó 4 fusiles. Nuestras armas eran
fusiles calibre 22, o calibre 12; escopetas automáticas, una sola
ametralladora, que teníamos un M-3, que se utilizaba de entrenamiento en la Universidad, porque
nosotros utilizamos mucho la
Universidad para entrenar a la gente.
PERIODISTA: Pero
luego tuvieron que salir de ahí llegado el momento no entendí.
FIDEL: En esa
época había muchas rivalidades entre las organizaciones juveniles. Los
estudiantes en aquella época, muchos de ellos, pensaban que ellos eran los
herederos de las tradiciones revolucionarias; pero nuestro movimiento había
conquistado el apoyo de unos cuantos cuadros universitarios, y ellos nos
facilitaron la Universidad
para el entrenamiento de nuestra gente. Es decir, nuestro movimiento era
popular, no era universi-tario; pero algunos compañeros en la Universidad,
principalmente Pedrito Miret; que hoy es del Buró Político, que era el
responsable de entrenamiento en la Universidad… Ellos entrenaban a todo el mundo,
pero entonces nosotros logramos la adhesión de algunos de esos compañeros que
trabajaban allí, esencialmente Pedrito Miret, y utilizamos la Universidad para
entrenar a nuestra gente, que era de extracción popular, no universitaria.
PERIODISTA:
Comandante, ¿y entonces de aquí salieron?
FIDEL: Aquí
concentramos las armas y aquí concentramos el personal que iba a atacar el
cuartel Moncada. Ciento treinta y cinco hombres se reunieron aquí en la
madrugada del día 26 de julio, mientras otro grupo estaba en la zona de Bayamo.
Porque militarmente nosotros pensábamos tomar el Moncada y Bayamo, para tener
una vanguardia organizada en la dirección principal del contraataque posible de
Batista.
PERIODISTA:
Comandante, ¿pero la estrategia del Moncada era tomar ese campamento para armar
luego al pueblo y seguir una guerra?
FIDEL: Nosotros
pensábamos ocupar las armas del campamento, pensábamos hacer un llamamiento a
la huelga general de todo el pueblo, partiendo de la situación de descontento y
de odio hacia Batista, y pensábamos utilizar las estaciones nacionales de radio
para un llamamiento a la huelga general. Si no se lograba la paralización del
país, el objetivo nuestro era después ir hacia las montañas para librar una
guerra irregular en las montañas.
LOS AZARES DE LA HISTORIA
PERIODISTA: Así
que el plan de la guerrilla ya lo tenía elaborado.
FIDEL: Tenía dos
variantes. Una, tratar de provocar un levantamiento nacional para el
derrocamiento de Batista. Caso de no lograrse el levantamiento nacional, o en
el caso de que Batista pudiera reaccionar con fuerzas superiores y atacarnos
aquí en Santiago de Cuba, la idea nuestra era, con las armas del cuartel
Moncada, marchar a las montañas y librar la guerra irregular en las montañas.
Fue exactamente lo que hicimos tres años después. La estrategia que elaboramos
para el Moncada fue la misma que nos condujo después a la victoria, sólo que en
la segunda ocasión no comenzamos por el Moncada, sino comenzamos por la Sierra. Hicimos la
guerra en la Sierra,
y al final liquidamos a Batista con esa misma estrategia en esencia.
De modo que la
estrategia del Moncada fue la estrategia que seguimos -en rasgos generales-
después, y con la cual derrocamos a Batista. Pero no fue en ese momento.
Ahora, estoy
convencido de que si hubiéramos podido tomar el cuartel y ocu-par las armas, y
hubiéramos iniciado en ese entonces la guerra contra Batista, habríamos
liquidado a Batista antes. Ahora, habría que ver si la correlación de fuerzas
en 1953…
Yo pienso que si
hubiéramos liquidado a Batista en 1953, el imperialismo nos habría aplastado;
porque entre 1953 y 1959 se produjo en el mundo un cambio en la correlación de
fuerzas muy importante.
PERIODISTA: La
guerra fría estaba todavía en pleno auge.
FIDEL: Y el
estado soviético era todavía relativamente débil en esa época. Y hay que ver
que a nosotros nos ayudó decisivamente el Estado soviético, que en 1953 no lo
habría podido hacer. Esa es mi opinión.
Es decir, un
triunfo en 1953 posiblemente habría sido frustrado después por el imperialismo.
Pero seis años más tarde, era el momento preciso, muy ajustado, en que un
cambio en la correlación de fuerzas del mundo nos permitía a nosotros
sobrevivir. Tal vez en 1953 no habríamos sobrevivido, si hubiésemos triunfado.
PERIODISTA: Se
hubiesen radicalizado y…
FIDEL: Pero
habiendo triunfado en 1959, hubo una oportunidad de sobrevivir. Esa es mi
apreciación.
PERIODISTA: Una
oportunidad.
FIDEL: Sí, sí,
una oportunidad.
PERIODISTA: Eso
es significativo, que usted diga una oportunidad; porque real-mente fue
bastante estrecha para…
FIDEL: ¿Qué
habríamos podido hacer en 1953? Habríamos triunfado, habríamos llevado a cabo
el programa revolucionario que entonces habíamos concebido, ese programa habría
desatado la agresión imperialista, y nos habrían aplastado. De modo que si la Revolución triunfa en
1953 no habría podido sobrevivir. Esos son los azares de la historia.
ELEMENTO SORPRESA
PERIODISTA: Bien,
Comandante, ¿podemos seguir con usted?
FIDEL: Hacemos lo
que ustedes quieran. ¿Quiere que le enseñe las armas aquí? Venga. Ese es el
único fusil M-1 que teníamos, la única arma de guerra.
Esta es una
selección del grupo de armas que nosotros utilizamos. Esta es la única arma de
guerra que había, un fusil M-1, que era de la Universidad. Entrenábamos
allí en la Universidad
con ese fusil.
De este fusil
teníamos 3, pero este es un fusil de la época de Buffalo BiIl más o menos, un
fusil 44. El grueso de nuestras armas eran de este tipo de escopetas, calibre
12, calibre 16 y fusiles de 22 milímetros. Con estas armas… Estas las
compramos en armerías todas. Pero yo diría que eran armas eficientes, eran
fusiles automáticos, y éstos también eran automáticos, que tenían cartuchos
especiales que había comprado. Y pienso que son armas eficientes, aún hoy
pienso que son armas eficientes.
Claro, no
teníamos ninguna bazooka, ningún cañón antitanque, ningún mortero. Habría sido
mucho mejor todo eso. Pero en aquella época teníamos esas armas, y esas fueron
las armas con las cuales nosotros organizamos el ataque al cuartel Moncada.
Otro hecho:
nosotros habíamos adqui-rido uniformes del Ejército, todos nuestros uniformes
eran uniformes del Ejército, que los habíamos adquirido a través de un
compañero nuestro que estaba en el Ejército de Batista, y entonces los 135
hombres tenían uniformes militares. El elemento sorpresa era el factor decisivo
de la operación, con estas armas y con estos uniformes del Ejército.
Al Ejército de
Batista íbamos a tomarle la segunda fortaleza militar del país, que tenía más
de mil hombres. Y se habría podido tomar. Aún hoy, pienso que el plan no era un
mal plan; era un buen plan.
PERIODISTA: El
problema fue el desvío de la otra fuerza.
FIDEL: El
problema fundamental es que con motivo de los carnavales, que nosotros habíamos
planificado nuestra acción en el carnaval, durante el carnaval, para poder
movilizar más fácilmente a nuestras fuerzas, en esos días precisamente ellos
redoblaron la guardia, y establecieron una posta cosaca alrededor del
Regimiento. Y lo que complicó la situación definitivamente fue el choque
nuestro con la guardia casaca, una guardia cosaca que pusieron a todo alrededor
del cuartel y por la calle principal por donde íbamos nosotros. Y origina un
combate fuera del cuartel. De lo contrario, nosotros habríamos podido tomar el
cuartel perfectamente bien.
PERIODISTA: Se
puede sacar una foto ahí.
FIDEL: En este
pozo escondimos las armas, y sobre este pozo Abel Santamaría, que era el
compañero responsable de esta casa y dirigente del movimiento, colocó esta
tinaja. En esa tinaja echó tierra y sembró un árbol. Así que nuestras armas
estaban debajo de un árbol que se sembró aquí. Y así estaba todo hasta el día
26 de julio, que quitamos el árbol, quitamos la tinaja y sacamos las armas.
(La entrevista
continúa mientras Fidel conduce el Jeep, rumbo al cuartel Moncada).
PERIODISTA:
¿Cuántos carros eran en total?
FIDEL: Eran, en
total… Primero salieron los carros que iban a tomar el Hospital Civil; eran
tres. Después, los carros que iban a tomar la Audiencia; eran dos y
después conmigo iban los carros que iban a tomar el cuartel, que eran alrededor
de 14 carros los que iban conmigo. Yo llevaba alrededor de 90 hombres para
tomar el cuartel.
PERIODISTA:
¿Entonces el total eran asignados a otros objetivos?
FIDEL: Sí, había
35 destinados a tomar el Hospital Civil y la Audiencia, para rodear
el cuartel.
PERIODISTA: ¿Su
hermano Raúl, Comandante, qué misión tuvo?
FIDEL: Raúl iba a
tomar el Hospital Civil, el Hospital Civil no, la Audiencia de Santiago de
Cuba, que rodea el cuartel. Y Abel iba al Hospital Civil. Yo a los compañeros
responsables, al segundo jefe del Movimiento, que era Abel, lo mandé al
Hospital Civil por si me mataban a mí en el cuartel, ¿comprende?, que no fuera
a quedar el grupo sin dirección. Y Raúl iba a la Audiencia. Nosotros
tomábamos los edificios alrededor del cuartel simultáneamente con el ataque al
cuartel.
Ya se imaginará
que íbamos tensos por aquí, por este camino; pero en realidad muy decididos.
Ciertamente no teníamos ninguna duda del éxito. Lo más difícil hasta este
momento se había logrado: organizar los hombres, entrenarlos, adquirir las
armas y preparar el ataque.
PERIODISTA:
Claro, sin caer en la represión.
FIDEL: Claro.
PERIODISTA: ¿Y
esta montaña, al frente, es la
Gran Piedra, a donde fueron después?
FIDEL: Después
nosotros regresamos aquí a la casa, para tratar de reorganizar a la gente, y
con un grupo de 10 ó 12 hombres fuimos a las montañas. Pero nuestras armas, que
eran buenas para luchar en el cuartel, no eran buenas para luchar en las
montañas.
PERIODISTA: ¿No
eran de largo alcance?
FIDEL: Eran de
muy corto alcance.
PERIODISTA: Me
imagino que el panorama era un poco distinto, porque no había tales pastoreos
allí.
FIDEL: No, esto
es nuevo todo. Si quieren, pueden guardar material para cuando lleguemos allá,
¿eh?
PERIODISTA: Sí,
sí, hay.
FIDEL: Era por
este puente. El único incidente de importancia es que este puente es de una
sola vía, y cuando íbamos por allí venía un carro por el frente, y tuvimos que
esperar que cruzara, y entonces seguimos por aquí.
Como usted ve, la
casa estaba cerca del cuartel. Aquí doblamos para entrar en el cuartel.
PERIODISTA: ¿En
ocasión del asalto siguieron derecho?
FIDEL: Por aquí,
por aquí, por aquí seguimos. (Fidel y los periodistas arriban al cuartel
Moncada, donde prosigue el relato). Entonces le voy a decir dónde se produce la
crisis; la crisis se produce aquí. ¿Por qué? Porque la posta cosaca venía en
esta dirección hacia acá, y nos la encontramos aquí; pero un carro había pasado
delante de nosotros, que es el que tenía que desarmar la posta, y el carro
llegó llevaba 100 metros
delante de nosotros- y desarmó la posta. Pero la posta cosaca vio pasar el
primer carro y se quedó mirando; y cuando vio que el carro desarmó a la posta
allí, se puso en actitud de guardia, de alerta.
Entonces me
quedaba a mí aquí al lado la posta cosaca, y yo estaba sacando la pistola para
hacer prisionera a la posta cosaca. Y en ese momento, la posta cosaca se da
cuenta de que nosotros estamos al lado, y hace un ademán de disparar y yo le
tiro el carro a la posta cosaca arriba. Aquí mismo fue, en este lugar, más o
menos. Entonces la posta cosaca se retira para allá, yo me bajo…. Porque yo
estuve haciendo tres movimientos: con esto por aquí, manejando por aquí, la
pistola por acá. Entonces, cuando yo me paro, los carros que vienen detrás
piensan que están dentro del cuartel y se bajan y asaltan este lugar aquí.
Entonces yo tengo que bajar a sacar a la gente de este edificio para continuar
el ataque; pero invierto como 5 ó 6 minutos en eso. Cuando ya nosotros montamos
otra vez en el carro, monto otra vez en el carro, un carro avanzó y retrocedió
y chocó con el mío. El resultado fue que el combate se empieza a desarrollar
fuera del cuartel, y el combate tenía que desarrollarse dentro del cuartel…
PERIODISTA:
Entonces se movilizó el cuartel.
FIDEL: Entonces
se movilizó el Regimiento, y entonces organizó la defensa. Eso fue lo que
impide… Porque realmente la posta cosaca era una cosa nueva, que la habían
puesto con motivo de los carnavales. El plan realmente… Le voy a decir… Yo no
sé si se podrá caminar por aquí, pero ahí no había árboles creo yo en esta
época. Entonces el asalto empezaba allí, allí.
PERIODISTA: Allí
tenía que empezar.
FIDEL: Allí tenía
que empezar todo cuando nos franqueara la posta. Pero resulta el encuentro con
la posta cosaca, que en realidad yo tuve dos intenciones: uno, proteger la
gente que había tomado la posta; segundo, quitarle las armas a la posta cosaca.
Yo creo que si hubiéramos seguido de largo sin hacerle caso a la posta los
otros carros, habríamos tomado el cuartel.
PERIODISTA: En esos
momentos.
FIDEL: Sí, sí, lo
hubiéramos sorprendido; porque él hubiera visto un carro delante, otro detrás,
otro detrás, y la posta cosaca no habría tirado. Hoy me doy cuenta de eso, pero
en aquel momento yo traté de proteger la gente que tomó la posta y quitarle las
armas a la posta cosaca. Y como resultado de eso se produce el combate fuera
del cuartel; y la gente que no conocía bien el cuartel, asalta todos aquellos
lugares. Y yo tengo entonces que dedicarme a reorganizar a la gente para el
encuentro… Cuando vamos a penetrar en el cuartel, se produce un accidente de un
carro que choca con el carro mío.
PERIODISTA:
Porque la gente suya no conocía a Santiago realmente.
FIDEL: La gente
no conocía, la gente tenía que pararse donde yo me parara. Pero realmente en
ese momento, cuando yo veo que la posta cosaca va a tirarle a la gente nuestra
en el cuartel, traté de protegerlos y fui a arrestar la posta cosaca. Entonces
la posta nos descubre, va a tirar, yo le tiro el carro arriba a la posta
cosaca, y en ese momento se empieza a armar el tiroteo. Pero el tiroteo se arma
fuera del cuartel.
PERIODISTA:
Entonces ese incidente fue el más grave.
FIDEL: Ese fue el
más grave. Si no. llega a ocurrir el incidente de la pasta cosaca, nosotros
tomamos el cuartel, porque la sorpresa era total. El plan era un buen plan. Y
si fuera necesario hacer un plan ahora, con la experiencia que ya tenemos,
haríamos un plan más o menos igual. El plan era bueno. Es decir que se produce
un incidente, una cosa accidental, que dio al traste con todo el plan; esa es
la realidad. El fracaso de la toma del cuartel fue el encuentro con la pasta
cosaca, que en realidad debimos haber seguido de largo.
PERIODISTA: ¿Por
qué le llamaban posta cosaca?
FIDEL: Porque le
llaman así a la posta que hace recorrida alrededor del cuartel, y ésta iba de
aquí hasta la avenida, y volvía. Y la pusieron con motivo de los carnavales, es
decir que eso no estaba previsto, la posta. Parece que con motivo de los
carnavales, quizás para prevenir incidentes de menar importancia, pusieron la
posta cosaca; porque ellas no tenían la menor sospecha de que se iba a atacar
el cuartel, pero la posta la pusieron con motivo de los carnavales de Santiago;
anteriormente no tenían esa pasta, la pusieran esos días.
PERIODISTA: Por
otro lado, los carnavales eran un elemento favorable.
FIDEL: Nos
ayudaban, porque facilitaban el movimiento con menos sospecha. Es decir, el
carnaval nos favoreció, pero por otro lado el carnaval originó que ellos
pusieran una pasta extra que no ponían normalmente, y esa posta tiene el choque
con nosotros allí, a 80
metros de la entrada del cuartel. Pero de lo contrario,
de los carros se habría bajado aquí todo el mundo y habrían tomado el cuartel,
lo habrían tomado. Y estábamos vestidos de soldados además. Y si se toma la
posta, se atrincheran aquí, porque el problema es que ellos movilizan al
Regimiento; de lo contrario, nosotros hubiéramos agarrado al Regimiento dormido
y lo habríamos cercada, porque teníamos tomado el edificio de la Audiencia, los edificios
que rodean, los edificios principales los habíamos tomado ya, las que rodean el
cuartel. Entonces nosotros habríamos tomado esta parte y los habríamos puesto
para el patio a ellos. Claro, habría sido una carnicería; porque lo que se
demostró allí cuando chocamos con la posta cosaca, empezó el tiroteo violento,
muy violento… Yo pienso que como la gente nuestra todavía no tenía mucha
disciplina de fuego, al llegar aquí habría disparado también, y habría sido una
carnicería. No. dudo eso.
PERIODISTA: ¿Y
ahora en este cuartel existe una escuela? Se ven pioneros…
FIDEL: Sí, una
escuela. Quitamos los muros y todo eso. Pero algunos critican eso, porque dicen
que mejor se hubiera quedado como lugar histórica; pero en los primeros tiempos
de la Revolución
no teníamos muchas escuelas y no estábamos pensando en la historia, y entonces
tumbamos los muros e hicimos una escuela.
PERIODISTA: Pero
es un lugar histórico.
FIDEL: Pero queda
ahora un pequeño museo aquí, es lo que hay. Quizás algún día sea mejor
reconstruir los muros y dejarlo como estaba originalmente.
TRABAJAMOS PARA LA VICTORIA
PERIODISTA:
Comandante, yo, como le mencioné, quería pasar a otro punto antes de hablar de
cosas políticas más generales. Una cuestión que ha impresionado bastante a
cualquiera que conozca la historia de Cuba un poquito, fue ese proceso de su
aislamiento después de la derrota del Moncada, con la tragedia de tantos
compañeros muertos. Una derrota, claramente… ¿Cómo en ese aislamiento., esa
celda de aislamiento, usted no se perdió de ánimos, no abandonó la lucha;
siguió pensando, siguió preparando la Historia me Absolverá, hizo un documento político
que fue la base de la continuación de la lucha y el programa de la Revolución?
FIDEL: En
realidad nosotros trabajamos para la victoria, no para la derrota, y sufrimos
un revés muy duro. Pera además, ese revés había costado el sacrificio de muchos
compañeros. Si antes del ataque al Moncada me sentía obligado con el país,
después del ataque me sentí mucho más obligado. Yo creo que dadas nuestras
intenciones, nuestros propósitos, no podía reaccionar de otra forma que como
reaccioné, todavía con más decisión, más espíritu de lucha. Nadie sabía cómo
podía terminar todo aquello. No sabíamos, incluso, si nos iban a asesinar.
Pero, desde luego, teníamos que defender nuestras ideas, teníamos que defender
nuestra verdad. Puede decirse que en circunstancias como esas, el hombre tiene
mucho más estímulo que en circunstancias normales y, de esas dificultades saca
fuerzas para enfrentarse a los problemas. Pero la más esencial de todo es que
nosotros estábamos absolutamente convencidos de que teníamos la razón. Y ese
factor nos daba fuerzas para enfrentarnos a aquellas momentos tan difíciles,
profundizar más, exponer ante el pueblo los objetivos de nuestra lucha,
enfrentarnos a la campaña de calumnias del gobierno y crear las condiciones
para que si nuestra generación no podía realizar esas tareas, las pudiera
realizar otra generación. Es decir, sembrar la semilla y ofrecer el ejemplo,
que ya no era el ejemplo personal mío sino era el ejemplo de todos los
compañeros que habían luchado y se habían sacrificado. Teníamos el deber de
hacer el máximo esfuerzo para que ese sacrificio no fuera inútil.
PERIODISTA: En
ese momento tan tremendo, usted se inspiró mucho en Martí, ¿verdad, Comandante?
FIDEL: En
realidad, siempre, todos nosotros y toda nuestra generación recibió una gran
influencia de Martí, y una gran influencia de las tradiciones históricas de
nuestra Patria, que habían sido tradiciones de lucha muy duras por su
independencia, y tradiciones realmente muy heroicas, que ejercían una gran
influencia en todos nosotros. Yo en ese momento tenía una doble influencia, que
la sigo teniendo hoy: una influencia de la historia de nuestra patria, de sus
tradiciones, del pensamiento de Martí, y de la formación marxista-leninista que
habíamos adquirido ya en nuestra vida universitaria.
Siempre esa
combinación de las dos influencias: la influencia del movimiento progresista
cubana, del movimiento revolucionario cubano, del pensamiento martiano y del
pensamiento marxista-leninista, estuvo muy presente en todos nosotros. No se
puede separar una cosa de la otra en la historia de nuestro país. Porque Martí
en su época cumplió la tarea que le correspondía y fue exponente del
pensamiento más revolucionario de aquella época. Pudiéramos decir, que para
nosotros la vinculación de ese pensamiento patriótico, de ese pensamiento
revolucionario con el pensamiento revolucionario más moderno, con el
marxismo-Ieninismo; la combinación de ésa fueron los elementos que más influyeron
en nosotros y que más, realmente, nos inspiraron. Y que no podía ser de otra
forma, porque en países como Cuba la liberación nacional y la liberación social
están estrechamente unidas.
Martí significó
el pensamiento de nuestra saciedad, de nuestro pueblo en la lucha por la
liberación nacional. Marx, Engels y Lenin, significaban el pensamiento
revolucionario en la lucha por la revolución social. En nuestra patria,
liberación nacional y revolución social se unieron como las banderas de la
lucha de nuestra generación.
PERIODISTA:
Comandante, pasando un poco más adelante, el compañero Alcaide nos habló mucha
del procesa dentro de Isla de Pinas y nos explicó bien cómo allí se fortaleció
ideológicamente el grupo dirigente, y lo que yo le quería preguntar a usted:
¿Usted tuvo siempre confianza de que se pudiera llegar a través del trabajo
político del movimiento y de otra fuerza política, a la amnistía o había
pensado en la posibilidad de una evasión para seguir la lucha? Seguro usted no
pensó quedarse ahí 15 años.
FIDEL: No.
Realmente yo no pensaba estar allí 15 años, pero comprendía muy bien la
situación política del país. Había un odio contra Batista muy generalizado y
Batista era víctima de sus propias contradicciones; trataba de legalizar el
régimen, trataba de crear condiciones para unas elecciones que aunque fuesen
fraudulentas por lo menos servirían como cobertura de la dictadura batistiana.
Y nosotros
sabíamos que, dado el estado de ánimo de la opinión pública, no podía haber
ningún intento de solución legal de la situación de Cuba sin la amnistía de los
presos políticos. Nosotros sabíamos que la amnistía tendría que producirse más
tarde o más temprano como consecuencia de la presión de las masas y de las
propias contradicciones del régimen.
En realidad,
pensar en la evasión en Isla de Pinos era sumamente difícil. Nosotros estábamos
sometidos a una prisión muy severa, a una vigilancia my rigurosa, en una Isla
donde era, en la práctica, muy difícil elaborar una evasión. Por eso, nosotros
confiábamos en el movimiento de masas y en el movimiento político, que
presionara suficientemente al régimen para obligarlo a la amnistía de los
presos políticos. Además, nosotros calculábamos que Batista se sentía fuerte,
se sentía seguro, que subestimaba a la revolución y subestimaba a los
revolucionarios, y que en un momento dado, como parte de su juego político, se
vería en la obligación de promover la amnistía.
Nosotros
tratábamos… Primero manteníamos una actitud muy firme, muy rebelde, muy digna
en las prisiones, y desde luego, alentábamos la lucha de las masas por la
amnistía. Pero ya desde entonces trabajábamos en la organización del movimiento
y elaborábamos los planes ulteriores, para cuando el gobierno se viera en la
necesidad de decretar la amnistía. Y sucedió así exactamente.
Cuando nosotros
salimos de la prisión, ya teníamos toda una estrategia de lucha elaborada. Pero
lo más importante a nuestro juicio en aquel instante era demostrar que no había
solución política, es decir, solución pacífica del problema de Cuba con
Batista, pero teníamos que demostrar eso ante la opinión pública, ya que si el
país se veía forzado a la violencia revolucionaria no era culpa de los
revolucionarios, sino culpa del régimen. Entonces planteábamos que estábamos en
disposición de aceptar una solución pacífica del problema mediante determinadas
condiciones, condiciones que sabíamos que no se producirían nunca. Y bastaron
algunas semanas para demostrar ante la opinión pública de que esas
posibilidades de solución pacífica de los problemas de Cuba con Batista no
existían.
Siempre estuvimos
muy preocupados y en eso influía también la tradición martiana- de que la
guerra es el último de los recursos. Y Martí durante las luchas por la
independencia se empeñó mucho en demostrar que si se veían necesitados de
acudir a la guerra es porque no existía ningún otro recurso. Eso estaba en la
tradición política de nuestra historia. Nosotros, de la misma forma, tratamos
de demostrar que no había solución pacífica con Batista. Una vez que -a nuestro
juicio- eso estaba demostrado, iniciamos de nuevo la preparación para la lucha
armada.
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Artículo: Revista Cuba Internacional 1978
Fuente: Cubadebate
Foto: Cubadebate