La invasión provocó en Irak más de 100 mil bajas fatales, la
mayoría civiles, y los más de dos billones de dólares que el Pentágono gastó en
acciones combativas y de reconstrucción contribuyeron al abultamiento actual
del déficit fiscal, agrega el rotativo
La guerra contra Irak fue uno de los mayores fracasos
estratégicos de la política exterior de Estados Unidos y mostró las
limitaciones del poderío norteamericano, señala este miércoles un editorial del
diario The New York Times.
Una contienda como esa no puede repetirse nunca, porque
estuvo basada en información de inteligencia manipulada por razones
ideológicas, y sus terribles costos humanos y económicos en los últimos 10 años
se hacen sentir aún porque allí murieron cerca de cuatro mil 500 estadounidenses
y más de 30 mil resultaron heridos.
La invasión provocó en Irak más de 100 mil bajas fatales, la
mayoría civiles, y los más de dos billones de dólares que el Pentágono gastó en
acciones combativas y de reconstrucción contribuyeron al abultamiento actual
del déficit fiscal, agrega el rotativo.
Con el pretexto de los ataques terroristas del 11 de
septiembre de 2001, el presidente George W. Bush y el subsecretario de Defensa,
Paul Wolfowitz, iniciaron en 2003 una guerra preventiva contra el mandatario
iraquí, Saddam Hussein, y prometieron que el país árabe se convertiría en una
nación libre y pacífica.
Sin embargo, Irak es una nación frágil donde existen grandes
tensiones que en algún momento pueden provocar una escisión del país.
Pero el diario acota que ninguno de los arquitectos de esta
guerra en la administración Bush han sido llamados para que rindan cuentas de
sus responsabilidades, e incluso ahora muchos de ellos son invitados a hablar
acerca de temas de política exterior, como si no fueran responsables de este
fracaso.
Bush lideró la contienda, pero los demócratas y republicanos
lo apoyaron en un conflicto que es ahora un recordatorio de la necesidad de que
los líderes políticos escuchen de forma honesta antes de realizar una operación
militar de este tipo, y no dejarse llevar por impulsos políticos e ideológicos,
agrega el periódico.
Esta experiencia debe servir para evaluar el caso de una
posible intervención bélica en Siria, donde todavía se desconoce cuál de los
grupos armados merece la ayuda bélica, si es que existe alguno que deba recibir
ese apoyo, añade el editorial.
El Times concluye que las lecciones de Irak se olvidan
cuando se habla de las tensiones con Irán, porque muchos políticos
conservadores en Washington llaman a una acción militar contra el país persa, a
cuyo Gobierno se acusa de tener un programa nuclear con fines bélicos, pero sus
autoridades reiteran es con objetivos pacíficos.
Por otra parte, el Inspector General Especial para la
Reconstrucción de Irak, Stuart Bowen, reconoció recientemente ante el Congreso
que Estados Unidos gastó demasiados recursos en esa nación, pero obtuvo muy
pocos resultados.
Artículo: The New York Times
Fuente: Correo del Orinoco
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