lunes, 26 de marzo de 2012

¿Qué significará para los cristianos y los socialistasla visita del Papa Benedicto XVI a Cuba?



El Papa Benedicto XVI visitará la próxima semana Cuba. Indudablemente será un evento mundial apoteósico para muchos devotos de la fe católica, tanto dentro de la propia isla como fuera de ella. Y, por supuesto, de mucha importancia para el mundo en general.
Los preceptos humanistas pregonados por Jesucristo y su Iglesia, recogidos por los evangelios, han trascendido el tiempo tiñendo con su verdad el mismo proceso socialista inaugurado en Cuba a raíz del triunfo revolucionario de 1959 encabezado por el Movimiento 26 de Julio y su carismático líder, Dr. Fidel Castro Ruz. Los mismos que volverán a ser titulares de los principales medios a escala planetaria como recordatorio de la urgencia de volver a ellos para enfrentar la violencia, el egoísmo y la injusticia que el capitalismo, en su fase final, ha impuesto a todas las naciones. 

Al contrario de los que muchos desearían y otros opinan mezquinamente, en Cuba, en vez de  ser una afrenta a su hermoso y fecundo pueblo, la visita papal reafirmará, una vez más, cuan trascendental ha sido la Revolución para acelerar el advenimiento del “reino de Dios” a la tierra, constatando cada día que transcurre que, a pesar de los innumerables errores y traspiés, ésta ha sido la vía más expedita que el pueblo no creyente y creyente, no cristiano y cristiano, católico y de otras denominaciones, ha encontrado para hacer plausible su opción por los pobres y la construcción cristiana y guevarista de “sus mujeres y hombres nuevos”.

El gobierno revolucionario, respetuoso de las creencias del pueblo cubano desde su inicio como precepto fundamental, sin embargo, en consonancia con las directrices emanadas de sus estructuras de decisión popular de base como son los Comités de Defensa de la Revolución, ha tenido que frenar las animosidades conspirativas que en muchas ocasiones han optado por el terrorismo por parte de grupos contrarrevolucionarios de mercenarios locales y fuera de su territorio, formados tanto por ciudadanos cubanos como  extranjeros. Incluso, algunos de esos grupos, utilizando como escudo la religión, han querido engañar a algunos dentro de Cuba pero más a la comunidad internacional para desprestigiar el proceso revolucionario popular y con ello, instigar una invasión armada a la Isla por parte de Estados Unidos, quien desde que se declarara el carácter socialista de la revolución no ha dejado de fustigar al pueblo cubano siendo el más terrible de sus ataques el ominoso bloqueo que mantiene sobre la nación cubana impidiendo a los ciudadanos estadounidenses y de terceros países, comerciar con el archipiélago, lo cual ha creado innumerables carencias a sus habitantes.

Bloqueo que es la esencia egoísta y prepotente del Imperialismo el cual, incluso, el Vaticano ha cuestionado seriamente y que la gran mayoría de países civilizados en votación directa han condenado en el seno de las Naciones Unidas.

Conscientes de que la razón y la humanidad se impondrán por sobre la codicia y la perfidia en consonancia con el avance de la vida y los derechos humanos a pesar de los fastuosos y guerreristas poderes que hoy gobiernan el mundo, esperamos que la visita del Papa Benedicto XVI a nuestros hermanos cubanos, sea una luz de esperanza que alumbre un nuevo camino de hermandad y solidaridad entre los pueblos.

Esa luz que permita introducir la justicia y el respeto hacia los que piensan y construyen por diferentes  caminos una sociedad más humana que vuelva por el prójimo. Especialmente por el más débil. Principio que, por haber quedado aplastado bajo el espíritu de este siglo preñado de individualismo y consumismo, propio de la tergiversación de los mismos clásicos del liberalismo y la violación flagrante de los mandatos cristianos que han propalado los ideólogos del capitalismo, han dado como resultado miseria, muerte, guerra y aniquilamiento por parte de los que detentan el poder de las armas hacia una gran parte de los habitantes de la tierra.

En ese entendido, las palabras que no dudamos, dirigirá el Papa Benedicto XVI desde la tribuna caribeña hablarán de armonía y paz al mundo. Y, en ese marco, precisarán de “levantar” ese bloqueo criminal que se ciñe sobre Cuba un poco más allá de 50 años y de la liberación de los Cinco Prisioneros cubanos que son mantenidos en cautiverio en las cárceles norteamericanas por el único delito de informar al gobierno de los Estados Unidos acerca de las actividades terroristas y violentas que grupos contrarrevolucionarios mantenían y aún mantienen en territorio yanqui contra la Isla.

América, que posee una gran población cristiana y católica, espera con fe y alegría la llegada del enviado de Dios y nosotros, desde la óptica histórica, sabemos que este magno acontecimiento tendrá consecuencias muy positivas en nuestros pueblos sincréticos que verán en ella, una señal inequívoca del mandato bíblico por construir una sociedad más fraterna, más equitativa, más justa y más solidaria, donde los frutos del trabajo sean para el que trabaja y donde los más débiles de la sociedad –los niños, los ancianos, los enfermos- sean motivo de compasión, defensa y ayuda y no de marginación y abandono. 

Un signo incuestionable de que hay que construir el reino de Dios entre todos, con todos y para todos oponiéndose frontalmente al sistema caduco del capitalismo que sigue sumando riquezas inverosímiles a unos pocos que en su afán de acumular se han deshumanizado mientras las criaturas todas en el planeta son atormentadas por la guerra, el racismo, la explotación y languidecen en la carestía de lo mínimo y lo esencial para perpetuar la vida y desarrollarse como ciudadanos plenos del mundo o en la tranquilidad de su hábitat. 

¡Viva Cuba! ¡Vivan los Cinco héroes prisioneros en las cárceles del Imperio! ¡Viva Cristo!

Artículo: Colectivo de Acción y Reflexión Política La Gotera
Guatemala, marzo 21 de 2012

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