Una vida dedicada a la revolución
El comandante del Frente Sandinista de
Liberación Nacional
enarboló palabras y versos, para
cantarle a la tierra libre de Nicaragua.
Gabriela, la de Chile, la incansable
poeta, llamaba a los hombres que luchaban junto a Augusto César Sandino, por la
libertad de Nicaragua, el “pequeño ejército loco de voluntad de sacrificio”. Lo
decía con admiración, con afecto y tal vez con una pizca de picardía...
Precisamente en esos años nació otro de los poetas, que integraron aunque
tiempo después ese batallón de quijotes que llevó el nombre de Sandino entre
banderas rojinegras.
Tomás Borge Martínez, enarboló
palabras y versos, para cantarle a la tierra libre de Nicaragua. Él nació en
Matagalpa el 13 de agosto de 1930 y falleció el 30 de abril de 2012, en Managua,
era el último de los fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional
que continuaba con vida al lado de su pueblo, y ahora se suma a los
imprescindibles que sueñan para siempre en los recuerdos de sus gentes.
Resistencia y revolución
Desde muy joven se sumó a la lucha
revolucionaria y antiimperialista. Realizó estudios en la Escuela de Derecho de
la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, durante los años en los que su
país era gobernado por el dictador Anastasio Somoza, que en septiembre de 1956
murió en un atentado a manos del joven poeta opositor Rigoberto López Pérez. A
Somoza le sucedió en la presidencia (1956 a 1963) su hijo mayor, Luis Somoza
Debayle.
Junto a otros jóvenes, Tomás Borge
participó en esta lucha, y fue detenido tras la represión desatada después del
atentado y la muerte de quien fundó la llamada “dinastía sangrienta”.
Encarcelado y condenado a nueve años de prisión, permaneció tres años en
presidio. Se exilió luego en Honduras y desde allí se trasladó a El Salvador y
a Costa Rica.
De vuelta a su patria, junto a Carlos
Fonseca Amador, Santos López, Germán Pomares Ordóñez, Silvio Mayorga, Francisco
Buitrago, Jorge Navarro y José Benito Escobar, fundó en 1961, el Frente
Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), organización política que agrupó a
todas las fuerzas que luchaban contra la dictadura.
El movimiento de liberación que empezó
con un puñado de jóvenes, una década después ya contaba con el apoyo de las
bases campesinas y estudiantiles, fue así que el FSLN se convirtió pronto en el
principal baluarte contra la dictadura somozista.
Tomás Borge participó a lo largo de
los años de resistencia en diferentes acciones armadas. En 1967 tomó frente en
la gesta de cerro Pancasán, en las montañas de Matagalpa, que aunque constituyó
un fracaso militar se transformó en una importante victoria política, gracias a
que hizo tomar conciencia al pueblo que la lucha armada era la única forma
posible para conquistar la libertad y construir una auténtica y legítima
democracia.
El 19 de julio de 1979 fue derrotado
finalmente el régimen de la dinastía de Somoza. Y Tomás Borge fue uno de los
nueve Comandantes de la triunfante Revolución. Durante los diez años del
gobierno revolucionario sandinista, Tomás Borge se desempeñó como Ministro del
Interior.
A lo largo de su vida Tomás Borge
mantuvo siempre su coherencia ideológica y el compromiso de lucha. “Me siento
orgulloso de seguir siendo sandinista, de seguir siendo fiel a la bandera
rojinegra de nuestro partido, de seguir siendo fiel a nuestra organización
revolucionaria; y morir orgulloso de tener la frente levantada, y no haber sido
desleal con mis principios, ni desleal con mis amigos ni con mis compañeros, ni
con mi bandera, ni con mis gritos de combate”, dijo en el 2010, durante una entrevista.
Revolucionario y poeta
Pero revolucionario como vivió también
fue poeta y ensayista. Los que lo conocieron cuentan que cada vez que se paraba
sobre un escenario para defender su revolución, las palabras le fluían colmadas
de emocionalidad contagiosa y siempreviva.
En 1989 fue galardonado con el Premio
Casa de las Américas por su obra “La paciente impaciencia”, un libro
testimonial que tal vez sea la reivindicación del valor histórico de una
generación durante un proceso histórico específico, se trata del recuento de
los años de cárcel del comandante Borge, de la gestación de las primeras
células guerrilleras en Nicaragua, de la lucha en la montaña y del recuerdo en
fin, de aquellos primeros guerrilleros, de los primeros fundadores.
Un año después publicó La ceremonia
esperada, cuyas páginas son un pronunciamiento poético en favor de los seres
humanos que construyen con pasión y entrega un mundo posible. Y en 1992 salió
editado Un grano de maíz, una entrevista que le fue concedida por Fidel Castro.
Sus versos serán siempre una luz
encendida para los amores buenos y los futuros necesarios. Tal vez por eso dijo
una vez que “los poetas deben empuñar sus poemas como si fueran fusiles y los
fusiles como si fueran poemas”. Y aunque la revolución fue el tiempo de su
vida, también hubo espacio para la ternura, para el amoroso presagio de la vida
que exige dos para prolongarse en los días.
“Recomiendo tus labios / la perfecta
ortografía de tus pecas. / Recomiendo tu pelo / la luz redonda de tus rodillas.
/ Recomiendo tus manos / la aritmética simple de tus pechos. / Recomiendo tus
suspiros/ el azúcar quemado de tus ojos. / Recomiendo tu sonrisa / el fósforo
de tu silencio. / Recomiendo tu paz / el sabor inevitable / tu extensa
cercanía”.
En esos y todos sus versos, en todas
sus luchas y en su ejemplo, vivirá para siempre Tomás Borge, el comandante
poeta de la revolución sandinista.
El escritor y la revolución
“El papel del escritor dentro de la
revolución, en primer lugar es escribir bien. Y en segundo lugar, escribir para
el pueblo. Y en tercer lugar, recoger la enorme riqueza de la lucha popular,
del heroísmo del pueblo, de sus sentimientos, de sus cosas cotidianas, del amor
de todos los días, de manos que se encuentran, de ojos que se persiguen, de las
expectativas cotidianas que surgen entre los seres humanos, de la realidad de
todas las horas....
Creo sinceramente que no se puede
crear nada más que en verde, o para decirlo de otro modo, no se puede crear
nada más que en rojo... No se puede ni se debe marginar la creación artística
de la lucha de clases, pero es un crimen ponerlo al servicio de los
comerciantes y de los burócratas...”.
*Tomás Borge (durante los años 1984 y
1985, en dos entrevistas expuso su posición sobre la literatura y la
revolución”)
Artículo: Daniela Saidman
Fuente: Barómetro Internacional
Los contenidos
de los análisis publicados por Barómetro Internacional, son responsabilidad de
los autores
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