jueves, 11 de octubre de 2012

Venezuela: El gato de Schrödinger y la oposición venezolana



Un éxito de los dirigentes de la MUD es que hicieron bien su tarea. Lograron convencer a sus seguidores de que era muy posible que Henrique Capriles ganara la Presidencia. Extendieron la idea del supuesto empate, el 50% en la tendencia al voto que cada quien tendría, aunque ellos mismos no lo creyeran, como lo demostró el correo de Julio Borges, en el cual reconocía que Hugo Chávez mantenía la mayoría.

Me recuerda al célebre experimento imaginario del Premio Nobel de Física (1933), Erwin Schrödinger, y su gato encerrado en una caja con un dispositivo con veneno que por un mecanismo más o menos complejo, tenía un 50% de probabilidades de activarse aleatoriamente al término de una hora y matar al pobre gato, aunque ese mismo 50% lo tenía para sobrevivir, en caso de que no se activara. Como lo establece el sentido común, la incógnita se despejaba tras abrir la caja.

El 50%, como idea ilusoria, fue la apuesta de los dirigentes de la oposición para jugar con la esperanza de quienes no son capaces de ver y oír más allá de lo que dice Globovisión. Con ello podrían justificar la tesis del supuesto fraude si el triunfo de Chávez no se mostraba tan contundente como lo fue.

Lo lamentable es que actualmente existe un amplio sector de la población, hay que reconocerlo, que se encuentra en estado de shock, deprimido, desalentado y que fueron ciertamente víctimas de un fraude, el que les jugó su propia dirigencia al hacerlos creer que tenían las mismas probabilidades del gato de Schrödinger.

Las frases de los venezolanos mayameros son dramáticas: “estamos destruidos, tanto esfuerzo para nada”, “hubo traición de nuestra propia gente” (sólo así se explican que ni siquiera se acercaron un poquito al triunfo), “para mí esto es como una muerte”.  “No sé qué voy a hacer con mi vida”, llegó a decir un joven de apenas 19 años.

Ahora montan, con más ayuda de la mediática internacional, el nuevo fraude: hacerlos creer que ganaron un líder, es decir, que en Capriles tiene al líder que necesitan para salir de Chávez, sólo es cuestión de tiempo, esperar unos añitos y que el hombre se prepare, o lo terminen de “convertir” con una buena estrategia de marketing político.

No ha entendido la dirigencia opositora que el pueblo venezolano cambió. El peligro de seguir cometiendo un fraude endógeno con su propia gente es el equivalente a conducirlos a una disociación aún mayor, de repercusiones impredecibles.

La explicación del experimento de Schrödinger, para la mecánica cuántica y sus principios, no es un asunto tan sencillo, pues se convierte en una paradoja por la naturaleza misma de la materia, su dualidad, que puede ser partícula y onda: mientras no se abra la caja y se vea lo que ocurrió con el gatito, éste estaría a la vez vivo y muerto. Dos estados superpuestos, imposible para el sentido común.

Capriles no ganó, tampoco llegó cerca ni es un líder. Insistir en lo contrario es hacerlo una paradoja política y eso sería demasiado para los nervios de ese frustrado sector opositor que “podría irse demasiado” de la dura realidad que están viviendo.

Artículo: Beglis Alfaro
Periodista (beglisa@gmail.com)
Fuente: CBSCR

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